Cuidadores formales vs economía sumergida: ventajas de un cuidado profesional para tu familia

A la hora de elegir a una persona que acompañe o brinde apoyo en el hogar, la seguridad, la confianza y la profesionalidad son fundamentales. Contar con cuidadores formales garantiza una atención de calidad, dentro de un marco legal y seguro, que protege tanto a las familias como a quienes brindan el servicio.

Frente a esta opción, la economía sumergida puede parecer una alternativa rápida o económica, pero conlleva riesgos legales, laborales y emocionales que afectan a todas las partes implicadas.

¿Qué diferencia a un cuidador formal de uno informal?

¿Qué es un cuidador formal?

Un cuidador o cuidadora formal es una persona que ofrece servicios de apoyo y cuidado a domicilio con formación específica, referencias verificables y en cumplimiento de la legislación laboral. Puede estar vinculado a una agencia, ser autónomo/a o estar contratado directamente por la familia, siempre bajo un contrato regulado.

Su labor abarca:

  • Apoyo en tareas cotidianas
  • Acompañamiento emocional
  • Asistencia en el autocuidado
  • Manejo de situaciones de emergencia

Estos perfiles cuentan con conocimientos técnicos, habilidades interpersonales y experiencia en el trato respetuoso y empático hacia las personas que acompañan.

¿Qué implica contratar en economía sumergida?

La economía sumergida en el ámbito del cuidado hace referencia a contrataciones informales, sin contrato, sin cotización a la Seguridad Social y sin las garantías mínimas exigidas por la ley.

Aunque puede percibirse como una solución más accesible en lo inmediato, implica:

  • Ausencia de derechos laborales para la persona cuidadora
  • Falta de seguridad jurídica para la familia
  • Mayor exposición a conflictos y a situaciones de riesgo

Además, no existen mecanismos de supervisión ni posibilidad de reclamar ante incumplimientos o problemas graves.

Cuidadores formales vs economía sumergida: ventajas de un cuidado profesional para tu familia

Cuidadores formales vs economía sumergida: ventajas de un cuidado profesional para tu familia

A la hora de elegir a una persona que acompañe o brinde apoyo en el hogar, la seguridad, la confianza y la profesionalidad son fundamentales. Contar con cuidadores formales garantiza una atención de calidad, dentro de un marco legal y seguro, que protege tanto a las familias como a quienes brindan el servicio.

Frente a esta opción, la economía sumergida puede parecer una alternativa rápida o económica, pero conlleva riesgos legales, laborales y emocionales que afectan a todas las partes implicadas.

¿Qué diferencia a un cuidador formal de uno informal?

¿Qué es un cuidador formal?

Un cuidador o cuidadora formal es una persona que ofrece servicios de apoyo y cuidado a domicilio con formación específica, referencias verificables y en cumplimiento de la legislación laboral. Puede estar vinculado a una agencia, ser autónomo/a o estar contratado directamente por la familia, siempre bajo un contrato regulado.

Su labor abarca:

  • Apoyo en tareas cotidianas
  • Acompañamiento emocional
  • Asistencia en el autocuidado
  • Manejo de situaciones de emergencia

Estos perfiles cuentan con conocimientos técnicos, habilidades interpersonales y experiencia en el trato respetuoso y empático hacia las personas que acompañan.

¿Qué implica contratar en economía sumergida?

La economía sumergida en el ámbito del cuidado hace referencia a contrataciones informales, sin contrato, sin cotización a la Seguridad Social y sin las garantías mínimas exigidas por la ley.

Aunque puede percibirse como una solución más accesible en lo inmediato, implica:

  • Ausencia de derechos laborales para la persona cuidadora
  • Falta de seguridad jurídica para la familia
  • Mayor exposición a conflictos y a situaciones de riesgo

Además, no existen mecanismos de supervisión ni posibilidad de reclamar ante incumplimientos o problemas graves.

Comparativa: cuidadores formales vs economía sumergida

Comparativa: cuidadores formales vs economía sumergida

Beneficios de contratar cuidadores formales

1. Confianza, seguridad y profesionalidad

Contar con una persona formada y con experiencia permite que el acompañamiento se realice de forma segura, respetuosa y personalizada. Las familias pueden confiar en que sus seres queridos están en manos preparadas y comprometidas.

2. Respaldo legal y tranquilidad

La formalización del empleo protege a ambas partes. El contrato establece derechos, obligaciones y protocolos de actuación. En caso de baja, accidente o desacuerdo, existen mecanismos para actuar legalmente sin riesgo para la familia.

3. Bienestar a largo plazo

El trabajo de calidad se traduce en un entorno más estable, con menos rotación, mayor confianza mutua y mejor seguimiento del bienestar de la persona cuidada. Esto también repercute en una mejor salud física y emocional.

4. Impacto positivo en el sistema y la sociedad

Contratar de forma legal contribuye a la sostenibilidad del sistema de cuidados y reconoce el valor del trabajo asistencial. Según el INE, valorar y remunerar adecuadamente este sector podría incrementar el PIB en más del 26%.

Beneficios de contratar cuidadores formales

Riesgos y consecuencias de recurrir a la economía sumergida

1. Inseguridad y falta de garantías

Sin contrato, no hay obligaciones claras. La familia queda desprotegida ante posibles accidentes, robos, incumplimientos o negligencias. Tampoco hay cobertura en caso de baja, ni posibilidad de sustitución.

2. Consecuencias legales y económicas

Una inspección o denuncia puede acarrear sanciones por empleo irregular. Además, en caso de accidente laboral en el domicilio, la familia puede ser considerada responsable subsidiaria, con implicaciones legales y económicas graves.

3. Falta de protección para la persona cuidadora

La persona contratada de forma informal tampoco cuenta con:

  • Seguro médico
  • Cotización para pensión o desempleo
  • Reconocimiento de su experiencia

Esto perpetúa la precariedad en un sector que merece ser valorado y protegido.

Riesgos y consecuencias de recurrir a la economía sumergida

Cómo elegir un cuidador formal con garantías

Factores clave a tener en cuenta

  • Formación acreditada en cuidados
  • Experiencia previa con referencias contrastables
  • Empatía y habilidades de comunicación
  • Disponibilidad horaria y flexibilidad
  • Capacidad para adaptarse a necesidades concretas

Pasos para una contratación segura

  1. Definir las necesidades concretas de cuidado
  2. Comparar perfiles o contactar con una agencia especializada
  3. Realizar entrevistas personales
  4. Verificar referencias y formación
  5. Firmar un contrato que incluya funciones, horarios y salario
  6. Dar de alta en la Seguridad Social (en caso de contratación directa)
Cómo elegir un cuidador formal con garantías

Cuidar bien también es protegerse

Elegir a un cuidador o cuidadora formal es apostar por un entorno seguro, digno y estable. No solo para quien recibe los cuidados, sino también para la familia y para la persona profesional que realiza esta labor.

En Senniors, defendemos un modelo de cuidado legal, profesionalizado y centrado en la persona. Acompañamos a las familias en todo el proceso, seleccionando perfiles cualificados y asegurando un entorno donde se respeten los derechos de todas las partes.

Porque cuidar es también cuidar de cómo se cuida.

Cuidar bien también es protegerse