¿Cuál crees que sería la solución más sensata?

¿Cuál crees que sería la solución más sensata?
  1. Meterte en el lodazal junto a ella para intentar sacarla.
  2. Seguir paseando tranquilamente, al fin y al cabo no eres tú quien está atrapada y, si te metes en el lodazal, tendrás un problema.
  3. Acercarte a una distancia suficiente como para no meterte en el lodazal pero sí poder alcanzarle una rama y ayudarle a salir.

Si has escogido la opción 3, entiendes lo que significa vivir una empatía sana y equilibrada:

  • Ni demasiado cerca del otro como para absorber sus problemas y hacerlos tuyos.
  • Ni demasiado lejos como para no ser capaz de comprenderlos, actuando con frialdad.

En ninguna de estas dos posiciones, podrías ofrecer una ayuda eficaz como profesional de la asistencia.

  1. Meterte en el lodazal junto a ella para intentar sacarla.
  2. Seguir paseando tranquilamente, al fin y al cabo no eres tú quien está atrapada y, si te metes en el lodazal, tendrás un problema.
  3. Acercarte a una distancia suficiente como para no meterte en el lodazal pero sí poder alcanzarle una rama y ayudarle a salir.

Si has escogido la opción 3, entiendes lo que significa vivir una empatía sana y equilibrada:

  • Ni demasiado cerca del otro como para absorber sus problemas y hacerlos tuyos.
  • Ni demasiado lejos como para no ser capaz de comprenderlos, actuando con frialdad.

En ninguna de estas dos posiciones, podrías ofrecer una ayuda eficaz como profesional de la asistencia.

¿Cuál crees que sería la solución más sensata?

El concepto de «ecpatía»

El término ecpatía, o “sentir fuera”, fue introducido en 2005 por el catedrático en Psiquiatría José Luis González de Rivera.

Volviendo a la historia del lodazal, la ecpatía sería esa situación en la que eres capaz de ayudar a la persona atrapada sin meterte en el lodo.

Construir ecpatía no tiene nada que ver con levantar un muro o volvernos insensibles. No se trata de decir, como la protagonista del libro La Plaza del Diamante: “Me volví de corcho”.

La ecpatía no es un opuesto de la empatía, sino una forma más sana de ponerla en práctica.

Cuando eres ecpática, entras en la situación del otro, no te quedas fuera, pero tampoco te llevas nada contigo.

A través de la ecpatía activas la autoprotección necesaria para seguir atendiendo a las personas desde la salud y la alegría vital.

Por un lado, evitas sumergirte en una vorágine de emociones donde, al final, todos se sienten desorientados y sobrepasados.

Por otro lado, evitas tener una actitud distante que te hace actuar según patrones preestablecidos, sin atender a la individualidad de cada situación.

Ni muy cerca, ni muy lejos.

De este modo, buscamos el bienestar de todas las partes, sin necesidad de sacrificios pero tampoco de alzar escudos.

Cuando logramos llegar a este punto de equilibrio entre implicación y distancia, somos  capaces de ayudar desde la energía, el positivismo y la motivación, marcando una diferencia en las vidas de las personas y en las nuestras.

El concepto de «ecpatía»

Practicando la ecpatía

Practicando la ecpatía

¿Cómo puedes poner en práctica la ecpatía?

  • Lo primero es ser consciente de tus propias emociones y vulnerabilidades. Conecta con tu propia realidad para anclarte a ella y no sumergirte en mares ajenos.
  • Percibe al otro como alguien separado de ti. Su realidad emocional y la tuya son dos esferas diferentes que pueden conectarse sin absorberse mutuamente.  
  • Olvida la idea de que, si conectas con el dolor y con las situaciones difíciles del otro, acabarás haciéndote daño. Puedes conectar con la otra persona, y luego volver. Sería algo así como decir “Entiendo tus sentimientos pero te dejo con ellos y vuelvo a los míos, para poder ayudarte desde una posición sana”.
  • Destierra los estereotipos del mundo asistencial como el sacrificio, la entrega incondicional, el olvidarse de uno mismo… que muchas veces nos acaban generando rechazo.

En Senniors sabemos que, tan importante como cuidar a los adultos mayores y las personas con dependencia, es que los profesionales se cuiden a sí mismos. Queremos divulgar y promover una labor asistencial donde todas las partes puedan crecer y tener una vida mejor.

¿Ayudar a los demás?

¡Siempre!

Pero ni desde el sacrificio ni desde la distancia, sino desde el equilibrio y la plenitud.

Nos encantaría saber cómo vives tú, como profesional, el equilibrio entre empatía y distancia sana.