Si has escogido la opción 3, entiendes lo que significa vivir una empatía sana y equilibrada:
En ninguna de estas dos posiciones, podrías ofrecer una ayuda eficaz como profesional de la asistencia.
Si has escogido la opción 3, entiendes lo que significa vivir una empatía sana y equilibrada:
En ninguna de estas dos posiciones, podrías ofrecer una ayuda eficaz como profesional de la asistencia.
El término ecpatía, o “sentir fuera”, fue introducido en 2005 por el catedrático en Psiquiatría José Luis González de Rivera.
Volviendo a la historia del lodazal, la ecpatía sería esa situación en la que eres capaz de ayudar a la persona atrapada sin meterte en el lodo.
Construir ecpatía no tiene nada que ver con levantar un muro o volvernos insensibles. No se trata de decir, como la protagonista del libro La Plaza del Diamante: “Me volví de corcho”.
La ecpatía no es un opuesto de la empatía, sino una forma más sana de ponerla en práctica.
Cuando eres ecpática, entras en la situación del otro, no te quedas fuera, pero tampoco te llevas nada contigo.
A través de la ecpatía activas la autoprotección necesaria para seguir atendiendo a las personas desde la salud y la alegría vital.
Por un lado, evitas sumergirte en una vorágine de emociones donde, al final, todos se sienten desorientados y sobrepasados.
Por otro lado, evitas tener una actitud distante que te hace actuar según patrones preestablecidos, sin atender a la individualidad de cada situación.
Ni muy cerca, ni muy lejos.
De este modo, buscamos el bienestar de todas las partes, sin necesidad de sacrificios pero tampoco de alzar escudos.
Cuando logramos llegar a este punto de equilibrio entre implicación y distancia, somos capaces de ayudar desde la energía, el positivismo y la motivación, marcando una diferencia en las vidas de las personas y en las nuestras.
¿Cómo puedes poner en práctica la ecpatía?
En Senniors sabemos que, tan importante como cuidar a los adultos mayores y las personas con dependencia, es que los profesionales se cuiden a sí mismos. Queremos divulgar y promover una labor asistencial donde todas las partes puedan crecer y tener una vida mejor.
¿Ayudar a los demás?
¡Siempre!
Pero ni desde el sacrificio ni desde la distancia, sino desde el equilibrio y la plenitud.
Nos encantaría saber cómo vives tú, como profesional, el equilibrio entre empatía y distancia sana.